MUERTE DE SÉNECA
Retratado por Luca Giordano en el año 1684. Cuenta que el tribuno Silvano fue encomendado para darle la noticia al filósofo, pero siendo aquél uno de los conjurados, y sintiendo una gran vergüenza por Séneca, le ordenó a otro tribuno que le llevara la notificación del César: de un patricio como Séneca se esperaba no que decidiera esperar a la ejecución, sino que se suicidara tras recibir la condena a muerte. Cuando Séneca recibió la misiva, ponderó con calma la situación y pidió permiso para redactar su testamento, lo cual le fue denegado, pues la ley romana preveía en esos caso que todos los bienes del conjurado pasaran al patrimonio imperial. Sabiendo que Nerón actuaría con crueldad sobre él, decidió abrirse las venas en el mismo lugar, cortándose los brazos y las piernas. Su esposa Paulina le imitó para evitar ser humillada por el emperador, pero los guardias y los sirvientes se lo impidieron (otras fuentes afirman que realmente se suicidó, aunque Suetonio afirma que vivió hasta el principado de Domiciano). Séneca, viendo que su muerte no llegaba, le pidió a su médico EustacioAnneo que le suministrase veneno griego (cicuta), el cual bebió pero sin efecto alguno. Pidió finalmente ser llevado a un baño caliente, dónde el vapor terminó asfixiándolo, víctima del asma que padecía. Al suicidio de Séneca lo siguieron, además, el de sus dos hermanos y el de su sobrino Lucano, sabedores de que pronto la crueldad de Nerón recaería también sobre ellos. BELISARIO PIDE LIMOSNA
Pintura de Jacques-Louis David en 1781. El Belisario de David nos muestra a un héroe caído, viejo y ciego, mendigando en la calle en compañía de un joven niño mientras que uno de sus antiguos soldados, con gran asombro, reconoce al viejo. Este tema ya fue utilizado por Pierre Peyron. Solamente unos personajes están presentes, la escena queda poco sometida al efecto dramático de su historia. Y es por ello que la obra tendría un gran éxito. El tema de la piedad es omnipresente en la obra, toca a los tres personajes considerados más débiles: la mujer, el niño y el viejo que encarna la imagen de Pietà. Las manos de los tres personajes, tendidas horizontalmente conducen a esta idea de debilidad, de necesidad de ayuda y caridad. Mientras que el soldado, en segundo plano, tiene las manos levantadas verticalmente, lo que señala su asombro. Las tres edades representadas difunden una idea de la gloria humana y del naufragio de la vejez.
EL JURAMENTO DE LOS HORACIOS
Es una obra pintada por Jacques-Louis David en el año 1784 antes de la Revolución Francesa. La pintura es representada a través del saludo romano, con el brazo extendido y la palma hacia abajo. El tema de la pintura tiene una perspectiva extrema patriótica y neoclásica; más tarde se convirtió en modelo a seguir por futuros pintores. Aumentó la fama de su autor, y le permitió mantener a sus propios estudiantes. Es la representación de los Horacios romanos, quienes eran unos trillizos masculinos destinados a la guerra contra los Curiacios, también trillizos masculinos, para resolver la disputa entre los romanos y la ciudad de Alba Longa. Esta pintura ocupa un lugar extremadamente importante en el cuerpo de la obra de David y en la historia de la pintura francesa. El cuadro se remota en la época de guerras entre Roma y Alba, en 699 a. C. Se ha decidido que la disputa entre las dos ciudades debe resolverse mediante una forma de combate inusual por dos grupos de tres campeones cada uno. Los dos grupos son los tres hermanos Horacio y los tres Curiacios. El drama radica en el hecho de que una de las hermanas de los Curiacios, Sabina, está casada con uno de los Horacios, mientras que una de las hermanas de los Horacios, Camila, está prometida a uno de los Curiacios. A pesar de los lazos entre las dos familias, el padre Horacio exhorta a sus hijos a luchar contra los Curiacios, y ellos obedecen, a pesar de los lamentos de las mujeres.
Pintura realizada por el artista francés Jaques-Louis David en el 1787. Se representa el instante de la muerte del filósofo griego Sócrates, condenado a morir bebiendo cicuta por haber expresado sus ideas en contra de la creencia de los dioses ancestrales y corromper a los jóvenes atenienses.
Intentando hacerle desistir de su decisión, Critón es el discípulo que pone su mano en el muslo del maestro. En la parte de la izquierda, sentado y abatido, se encuentra Platón quien en realidad al parecer no estaba presente pues así lo escribió. El carcelero le tiende la copa de cicuta con gesto de tristeza o vergüenza. Domina la escena el propio Sócrates, alzándose de manera decidida, resuelto a tomar el veneno tras haber pronunciado su discurso sobre la inmortalidad del alma.
MARAT ASESINADO
Pintura de Jacques-Louis David en el año 1793. Marat a menudo buscó el consuelo de un baño frío para suavizar los violentos picores de una enfermedad de la piel que se decía que había sido contraída años antes, cuando se vio forzado a esconderse de sus enemigos en las cloacas de París. Exámenes más recientes de los síntomas de Marat han llevado a afirmar que las erupciones cutáneas de Marat venían de una enfermedad celíaca, una alergia al gluten, que se encuentra por lo común en el trigo. Sobre el baño improvisaba un pupitre para escribir sus listas de nombres de gente que debía ser ejecutada por crímenes contra el estado.
LAS SABINAS
Es un episodio mitológico que describe el secuestro de mujeres de la tribu de los sabinos por los fundadores de Roma.Según la leyenda, en la Roma de los primeros tiempos había muy pocas mujeres. Para solucionar esto, Rómulo, su fundador y primer rey, organizó unas pruebas deportivas en honor del dios Neptuno, a las que invitó a los pueblos vecinos. Acudieron varios de ellos, pero los de una población, la Sabinia, eran especialmente voluntariosos y fueron a Roma con sus mujeres e hijos y precedidos por su rey. Comenzó el espectáculo de los juegos y, a una señal, cada romano raptó a una mujer, y luego echaron a los hombres. Los romanos intentaron aplacar a las mujeres convenciéndolas de que sólo lo hicieron porque querían que fuesen sus esposas, y que ellas no podían menos que sentirse orgullosas de pasar a formar parte de un pueblo que había sido elegido por los dioses. Las sabinas pusieron un requisito a la hora de contraer matrimonio: en el hogar, ellas sólo se ocuparían del telar, sin verse obligadas a realizar otros trabajos domésticos, y se erigirían como las que gobernaban en la casa. Cuando se iban a enfrentar en lo que parecía ser la batalla final, las sabinas se interpusieron entre ambos ejércitos combatientes para que dejasen de matarse porque, razonaron, si ganaban los romanos, perdían a sus padres y hermanos, y si ganaban los sabinos, perdían a sus maridos e hijos. Las sabinas lograron hacerlos entrar en razón y finalmente se celebró un banquete para festejar la reconciliación.
LEONIDAS EN LA TERMOPILAS Cuando muerto el rey persa Dario seis años después de la batalla de Maratón, le sucedió Jerjes que continuó la política expansionista de su antecesor. En su política expansionista pronto dio nuevamente con su enemigo natural, las polis y ciudades griegas.
Ante el peligro persa, las ciudades griegas se reunieron en Corinto y eligieron al rey de Esparta, Leónidas para enfrentarse a las tropas persas en el paso de las Termópilas.
El lugar de las Termópilas era un desfiladero estrecho que daba acceso a Grecia desde el Norte. Hacia este lugar se aproximaba un potente ejército persa al mando de su rey Jerjes.
Las tropas griegas que se situaron en el paso la componían siete mil hombres de diferentes polis o ciudades, al mando de las cuales se encontraba Leónidas rey de Esparta, mientras que las tropas persas pasaban de 250.000 soldados, entre los cuales se encontraban los conocidos como "Los Inmortales", una guardia personal del rey persa compuesta de 10.000 hombres escogidos.
El rey persa Jerjes envió un emisario para hacer llegar a Leónidas la oferta de rendición: les perdonaría la vida si entregaban las armas, a lo que el rey de Esparta contestó: "Venid a cogerlas".
También se cuenta que ante esta respuesta el emisario persa les dijo que si no se rendian las flechas persas ocultarían el sol matándolos a todos, a lo que un espartano llamado Dienekes dijo: "mejor, así pelearemos a la sombra".
En el enfrentamiento y dado la estrechez del desfiladero las tropas griegas llevaban las de ganar, pero en esto surgió un traidor llamado Efialtes que informó a Jerjes de la existencia de un sendero por el que podrian atacar por la retaguardia a las tropas griegas que defendian el paso.
Al darse cuenta los griegos de la traición, decidieron retirarse del lugar, todos menos el rey Leónidas y los trescientos espartanos que con él habían llegado.